La caña y la tapa son una tradición tan arraigada en nuestra cultura, y es que no podemos negar que una cerveza bien fresca y una tapa, son la mejor escusa que tenemos en España para socializar. Somos uno de los países que más cerveza consume en el mundo por persona.
Al ser una bebida con una graduación baja en alcohol, entre 4 y 7º no afecta a la hora de ponernos a dieta, ya que apenas engorda. Nada de barrigas cerveceras, son los malos hábitos alimenticios los que afectan al peso de las personas. Un vaso de cerveza es el equivalente a beber un vaso de zumo de naranja. Aun así, siempre está la opción de beber cerveza sin alcohol.
Multitud de estudios que certifican la diversidad de beneficios para nuestra salud que la cerveza puede aportar, como reducir el colesterol y la anemia, disminuir las enfermedades cardiovasculares o retrasar la edad de aparición de la menopausia.
Uno de los últimos es estudios sobre alimentación en España, concluía recientemente la necesidad de conservar una tradición tan nuestra como salir de tapeo, no sólo ya por sus implicaciones sociales, si no para la salud. La dieta mediterránea es una de las más saludables y ricas del planeta. Tapas tan representativas como la tortilla de patata, el jamón o la paella, constituyen una de las mayores riquezas gastronómicas de nuestro país.
Igual que el vino, la cerveza se puede maridar con multitud de alimentos:
Los encurtidos, como las aceitunas, pepinillos y banderillas, los escabeches, las ensaladas o el salpicón de marisco hacen que la cerveza contraste con el sabor del vinagre. Para las carnes, cuánto más sazonadas se elegirá una cerveza más fuerte y con más cuerpo (lo mismo sucede con el vino). Los pescados en cualquiera de sus formas de cocinar, asados, fritos, rebozados, incluso ahumados son ideales para acompañar de una cerveza rubia muy fría. Incluso el chocolate puede maridarse con cerveza negra, ya que su sabor a regaliz y frutos secos combina a la perfección.
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