Por este motivo, acabamos de incluir, de forma temporal, en nuestra carta uno de los alimentos más característicos de Cataluña, los calçots o calsots, unas hortalizas tan sanas como deliciosas.
¿Qué son exactamente los calçots?
Los calçots o calsots son un tipo de cebolla, en concreto, la blanca o tardía de Lérida, que crece durante los meses más fríos del año. Se da, sobre todo, en la zona occidental de Cataluña (tierras del Ebro y Alto Campo), aunque también pueden encontrarse en el interior de esta Comunidad Autónoma. Además de ser un plato típico catalán, el calçot de Valls en Tarragona está reconocido con la distinción de denominación de origen.
Aunque no está claro en qué momento se popularizó el consumo de calçots ni su particular forma de ser comidos (con la mano, como si fuera un espárrago blanco, y solo la zona interior), lo cierto es que la tradición le atribuye ese honor al campesino Xat de Benaiges. Se dice que, de manera accidental, calentó en exceso unas cebollas, cuyas partes exteriores se quemaron. En lugar de desecharlas, retiró las capas quemadas y se comió la sabrosa y tierna zona interior.
En la actualidad, los amantes de los calçots los comen acompañados de salsa romesco, elaborada con tomates, ajos, pan, romero, aceite de oliva, sal, pimienta, vinagre, pimientos rojos secos y almendras y avellanas tostadas.
Beneficios para la salud de los calçots
A pesar de que la denominación con la que son conocidos estos alimentos orgánicos es calçots, en realidad, no dejan de ser cebollas. Por tanto, los múltiples beneficios para la salud de los calçots coinciden con los de esa apreciada hortaliza:
- Aportan fibra, ese componente de las plantas vital para un correcto funcionamiento de tu aparato digestivo.
- Contienen un 90% de agua, por lo que los calçots son tremendamente diuréticos, es decir, te ayudan a eliminar líquidos retenidos y permiten que tus riñones funcionen a pleno rendimiento.
- Son ricos en potasio (vital para la correcta transmisión y generación de los impulsos nerviosos), magnesio y fósforo (ambos resultan esenciales en la formación de huesos y en el funcionamiento de los nervios, músculos e intestinos).
- Cuentan con vitaminas B3 y B6 (permiten el metabolismo celular), así como, en menor medida, C y E, pero que te aportan el siempre deseado efecto antioxidante.
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